Se trata de una técnica de desarrollo de proyectos cuyo objetivo es aumentar la rapidez y flexibilidad de los procesos.
Nació en la industria del desarrollo de software, a raíz de que muchas empresas fueron conscientes de la necesidad de mejorar los tiempos de trabajo y de la optimización del mismo.
A grandes rasgos, consiste en desarrollar tareas de forma rápida y continua, dividiendo el proyecto en pequeñas partes para facilitar su consecución, además de tener un equipo multidisciplinar trabajando junto.
Algunas de sus ventajas son:
- Mejora de la calidad.
- Mayor compromiso de los empleados.
- Rapidez en los procesos.
- Aumento de la productividad.
Aunque sea una metodología propia del desarrollo del software, ¿crees que puede tener cabida y ser aplicable en la gestión de tu despacho? Te leemos en comentarios.