
__
El dilema del tranvía (trolley problem) no es solo un juego mental para filósofos; es un espejo que nos obliga a confrontar los cimientos de nuestra propia moralidad. Desde la conducción autónoma hasta las políticas de salud pública, este experimento mental, propuesto inicialmente por la filósofa Philippa Foot en 1967, resuena hoy con más fuerza que nunca.
¿Qué es el dilema del tranvía?
El dilema del tranvía plantea la siguiente situación:
Un tranvía descontrolado avanza por una vía. Más adelante, hay cinco personas atadas a la vía, condenadas a morir. Tú te encuentras junto a una palanca que puede desviar el tranvía a una vía secundaria. El problema es que en esa vía secundaria hay una sola persona atada.
Tienes dos opciones:
- No hacer nada: El tranvía sigue su curso y mueren las cinco personas.
- Accionar la palanca: El tranvía se desvía y muere solo una persona.
La pregunta es… ¿Deberías accionar la palanca para sacrificar una vida y salvar cinco?
Esta situación pone en conflicto dos principios éticos fundamentales:
-
Utilitarismo: Minimizar el daño, sacrificando a una persona para salvar a cinco.
-
Deontología: No causar daño directamente a alguien, incluso si eso significa que más personas sufrirán.
El dilema ha evolucionado y tiene varias versiones que exploran diferentes aspectos de la ética. Los exploramos a continuación.
Las dos caras de la moneda: Enfoques éticos
El atractivo y la complejidad del dilema del tranvía radican en que no hay una respuesta «correcta» universal. Nuestras posibles acciones se juzgan a la luz de dos de las teorías éticas más influyentes:
A. Utilitarismo (el bienestar para el mayor número de personas)
El utilitarismo, popularizado por filósofos como Jeremy Bentham y John Stuart Mill, se centra en las consecuencias de la acción.
- Aplicación al dilema: Un utilitarista estricto argumentaría que la elección moralmente correcta es accionar la palanca. El cálculo es simple: salvar cinco vidas a costa de una maximiza el bienestar general y minimiza el daño total.
B. Deontología (el deber y la regla)
La deontología, asociada con Immanuel Kant, se centra en las reglas, deberes y la naturaleza intrínseca de la acción, independientemente de sus consecuencias.
- Aplicación al dilema: Un deontólogo podría argumentar que no se debe accionar la palanca. Tienes el deber de no matar. Al desviar el tranvía, estás causando activamente la muerte de una persona inocente, algo intrínsecamente incorrecto. No intervenir, aunque resulte en cinco muertes, mantiene tus manos limpias de haber cometido un acto prohibido.
La variante práctica: El dilema del «hombre gordo» (el puente)
Para complicar aún más la elección, exploremos la variación más famosa del dilema del tranvía:
El tranvía descontrolado se dirige de nuevo hacia las cinco personas atadas. Esta vez, tú te encuentras en un puente peatonal sobre la vía. Justo a tu lado hay un hombre corpulento. La única manera de detener el tranvía es empujar a este hombre a las vías. Él morirá, pero su masa corporal detendrá el tren, salvando a los cinco.
¿Deberías empujar al hombre para salvar a los cinco?
- El veredicto común: Curiosamente, mientras que la mayoría de las personas accionarían la palanca en el escenario original, una gran mayoría se niega a empujar al hombre corpulento.
- La clave: Aquí, la muerte de la persona no es un «daño colateral» de desviar una amenaza existente (la palanca); es el medio directo y activo para salvar a los demás. Esta acción activa de causar daño físico directo (empujar) choca con intuiciones morales más profundas, lo que los psicólogos llaman un sesgo emocional.
Relevancia actual: Más allá de las vías
El dilema del tranvía es más que una clase de filosofía; es un marco para decisiones de la vida real:
- Coches autónomos: ¿Cómo debe programarse un vehículo autónomo para que decida en un accidente inminente? ¿Debe priorizar la vida del conductor (el «dueño» del coche) o la de un peatón (el «desconocido» en la vía)? Este es el dilema del tranvía moderno.
- Asignación de recursos en salud pública: Durante una pandemia o escasez de recursos (como respiradores), ¿quién recibe el tratamiento? ¿Los jóvenes con más años de vida potencial (utilitarismo) o se aplica un sistema de «primero en llegar, primero en ser atendido» (deontología/justicia)?
- Operaciones militares: ¿Es moralmente justificable un ataque militar que salve a un gran número de soldados propios, pero que inevitablemente cause la muerte de un número menor de civiles inocentes?
FAQs sobre el dilema del tranvía (preguntas frecuentes)
A continuación, resolvemos las dudas más habituales sobre este experimento mental.
| Pregunta | Respuesta |
| ¿Quién inventó el dilema del tranvía? | Fue formulado por primera vez por la filósofa británica Philippa Foot en 1967 en su ensayo The Problem of Abortion and the Doctrine of the Double Effect. La versión del «hombre corpulento» fue posteriormente introducida por Judith Jarvis Thomson. |
| ¿Hay una respuesta moralmente correcta? | No. La intención del dilema del tranvía no es encontrar una única respuesta, sino exponer el conflicto entre el utilitarismo (salvar el mayor número) y la deontología (no causar daño activamente). La elección revela qué principio ético valoramos más. |
| ¿Por qué la gente responde diferente a la palanca y al puente? | La neurociencia y la psicología sugieren que el escenario del puente (empujar) activa más fuertemente áreas cerebrales relacionadas con la emoción personal y la aversión a la violencia física directa, mientras que accionar la palanca (desvío impersonal) se percibe como un cálculo más frío y racional. |
| ¿Cómo se aplica esto a la inteligencia artificial (IA)? | Es crucial para la ética de la IA. Los coches autónomos y otros sistemas de decisión deben programarse con un marco ético. Debemos decidir si la IA debe seguir un algoritmo utilitarista (minimizar muertes) o uno deontológico (minimizar la intervención activa en el daño). |
| ¿Importa la identidad de las personas atadas? | Sí, en las variantes del dilema. Si la persona en la vía secundaria fuera un pariente cercano o un niño, o si las cinco personas fueran criminales, la mayoría de la gente cambiaría su decisión, lo que demuestra la complejidad de la moralidad humana más allá del cálculo numérico. |
Más que un dilema
El dilema del tranvía sigue siendo una herramienta fundamental para entender cómo tomamos decisiones bajo presión y qué principios éticos guían nuestra sociedad. No busca un veredicto definitivo, sino una profunda reflexión ética sobre el valor de la vida, la intencionalidad de la acción y la responsabilidad.
En un mundo cada vez más automatizado y complejo, enfrentarse a este dilema es esencial para definir la ética del futuro.
Y tú, ¿qué harías con la palanca?
Lectura recomendada
Para quienes han quedado con ganas de seguir explorando la tensión entre el valor individual y el colectivo, recomendamos Realmente, cinco es más que uno de Jacobo Barja de Quiroga. A través de un enfoque literario y reflexivo, el libro cuestiona cómo asignamos valor a las personas dentro de un conjunto, un tema perfectamente conectado con las decisiones patrimoniales del dilema del tranvía: ¿qué significa “más” cuando ponemos números frente a rostros?

