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¿Por qué hay que leer «La extrema derecha en Europa»?

¿Es posible entender el presente político europeo sin detenerse a analizar el avance de la extrema derecha? La respuesta es no. En plena crisis de confianza institucional y con la democracia cada vez más presionada por discursos autoritarios, el auge de la ultraderecha no es un fenómeno pasajero ni aislado. Es una transformación profunda del tablero político que exige ser comprendida con urgencia, sin simplificaciones ni eufemismos.

Anna López Ortega, autora de la obra y doctora en Ciencias Políticas, es profesora en la Universidad Internacional de Valencia.

Esa es precisamente la premisa del libro La extrema derecha en Europa, una obra firmada por Anna López que busca ofrecer herramientas para comprender lo que está ocurriendo. El libro forma parte de la Colección ÁGORA, y su propuesta es clara: explorar el fenómeno ultra desde una perspectiva estructurada, crítica y transnacional, que supere la mera crónica electoral.

Una amenaza que ya no es marginal

Europa atraviesa un momento decisivo. En plena crisis de confianza hacia las instituciones democráticas y en un contexto de polarización creciente, la extrema derecha ha dejado de ser una amenaza marginal para convertirse en un actor central del tablero político. Gobierna en varios países, condiciona el debate público y redefine los límites de lo que se considera aceptable en democracia. Comprender cómo y por qué ha ocurrido esto no es solo una cuestión de interés político o académico: es una necesidad democrática.

Una mirada estructurada, crítica y transnacional

La extrema derecha en Europa parte de esta urgencia. El libro ofrece una mirada estructurada, crítica y transnacional sobre el auge de estas fuerzas en distintos países del continente. Más allá de repasar nombres, partidos o resultados electorales, el objetivo es analizar el fenómeno en toda su complejidad: los marcos ideológicos que moviliza, los discursos que lo alimentan, los actores que lo sostienen y las redes que lo articulan a nivel europeo.

Un proyecto político autoritario y excluyente

Desde Francia hasta Hungría, pasando por España, Italia o Polonia, existen patrones comunes: apelaciones a la identidad nacional, rechazo a las élites, ataques sistemáticos a los derechos de las minorías, y una instrumentalización del miedo, el malestar y la incertidumbre. La extrema derecha ha aprendido a camuflarse bajo etiquetas como “soberanismo”, “patriotismo” o “libertad de expresión”, pero su proyecto político sigue siendo autoritario, excluyente y profundamente antidemocrático.

Cultura, símbolos y conquista del espacio público

Más allá de las instituciones, la extrema derecha ha comprendido que la batalla política es también una batalla cultural. Ha desarrollado estrategias para penetrar en el mundo del entretenimiento, el deporte, la música o la literatura, resignificando símbolos y apropiándose del lenguaje popular para difundir su ideología. En muchos casos, logra conectar con jóvenes a través de memes, discursos provocadores o figuras mediáticas que actúan como altavoces de una nueva «rebeldía reaccionaria«.

Frente a esa ofensiva cultural, la respuesta democrática no puede limitarse a la denuncia o a la exclusión. Es necesario reocupar el espacio público desde una narrativa inclusiva, diversa y firme en la defensa de los derechos humanos. El libro subraya la importancia de no ceder terreno en los ámbitos simbólicos ni en las expresiones culturales donde la extrema derecha busca establecerse como opción atractiva.

El papel de las nuevas generaciones

En este panorama complejo, las nuevas generaciones juegan un papel fundamental. Son, al mismo tiempo, objetivo prioritario de los discursos de odio y potencial motor de resistencia democrática. El acceso a redes sociales, la fragmentación del consumo informativo y la crisis de referentes han generado un terreno fértil para la manipulación. Pero también han surgido movimientos juveniles comprometidos con la justicia social, el feminismo, la defensa del clima y la lucha contra el racismo.

La extrema derecha en Europa reivindica el papel activo de una ciudadanía crítica, especialmente entre los sectores más jóvenes, para frenar la expansión del autoritarismo. Promover la educación cívica, recuperar la memoria histórica y fomentar el pensamiento crítico son acciones clave para reforzar los valores democráticos desde la base.

La infraestructura digital del odio

El libro también examina el papel clave que desempeñan los medios de comunicación, las redes sociales y las plataformas digitales en la difusión de estos discursos. La desinformación, los marcos emocionales y el uso intencionado de las crisis —económicas, migratorias, sanitarias— son herramientas recurrentes en la estrategia ultra. Se trata de un fenómeno que no opera solo en las urnas, sino en la cultura política, en el lenguaje cotidiano, en la forma en que se construye la opinión pública.

Resulta fundamental prestar atención a la manera en que estas fuerzas están siendo tratadas en los espacios institucionales y mediáticos. La tendencia a presentarlas como opciones políticas legítimas, equiparables al resto del espectro democrático, ha contribuido a normalizar sus mensajes y legitimar sus marcos. La ambigüedad terminológica y el uso eufemístico de conceptos como “populismo” han sido parte del problema. El blanqueamiento del autoritarismo, en definitiva, empieza por las palabras.

Recuperar la memoria democrática

El análisis histórico ofrece una clave esencial: el auge de la extrema derecha no puede entenderse únicamente como respuesta a las crisis actuales. También es fruto de una memoria democrática debilitada. En muchos países europeos, el antifascismo se ha desdibujado como valor fundacional, dejando un vacío aprovechado por quienes reinterpretan el pasado desde el revisionismo y la nostalgia reaccionaria. Recuperar esa memoria y conectar el presente con las lecciones del siglo XX es una tarea urgente.

Conciencia crítica frente al autoritarismo

En este sentido, La extrema derecha en Europa busca aportar a ese debate con datos, análisis y contexto. No para alimentar el alarmismo, sino para reforzar la conciencia democrática. Porque si bien la amenaza es real, también lo es la capacidad de resistencia de nuestras sociedades. Pero esa resistencia exige lucidez, información y capacidad crítica. Como escribió Umberto Eco: “el fascismo puede volver con el rostro más inocente”. Reconocerlo a tiempo es el primer paso para evitarlo.